Las enfermeras alertan de los graves riesgos del consumo de MMS por vía rectal, un supuesto “enema milagroso” sin evidencia científica

El Consejo General de Enfermería (CGE) ha lanzado una seria advertencia sobre el uso de la llamada Solución Mineral Milagrosa (MMS, por sus siglas en inglés), un producto químico con alto poder oxidante utilizado en la industria como blanqueante y desinfectante, que se comercializa en internet como un supuesto “remedio universal” para enfermedades tan diversas como el cáncer, el autismo, el SIDA o la COVID-19.

 

Administrado en forma de enema, este compuesto –similar a la lejía– no solo carece de base científica, sino que puede poner en peligro la vida de quienes lo consumen. Se trata de una solución acuosa de clorito sódico al 28%, habitualmente empleada en la fabricación de papel o el tratamiento de aguas, nunca en el ámbito sanitario.

 

Un peligro disfrazado de esperanza

El MMS se ofrece en la red como pseudoterapia, sin regulación, garantías de seguridad ni aval científico, y a precios abusivos. Para Héctor Nafría, divulgador científico de la Unidad de Cultura Científica del CGE, este tipo de productos “apelan a la desesperación de los pacientes y retrasan el acceso a tratamientos verdaderamente útiles, lo que los convierte en un negocio lucrativo basado en la vulnerabilidad”.

 

Su consumo, añade Nafría, puede provocar lesiones en el tracto digestivo, anemia, fallo renal e incluso hospitalizaciones. “Por ello, las enfermeras debemos seguir trabajando desde la prevención y la educación para desmentir bulos que ponen en grave riesgo la salud de la población”, subraya.

 

Evidencia científica: solo riesgos, ningún beneficio

La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ya ha alertado de que el MMS no es eficaz contra la malaria, el autismo, el cáncer, enfermedades degenerativas ni contra la infección por coronavirus. Además, su ingesta puede retrasar diagnósticos y terapias clave para la vida del paciente.

 

Los efectos adversos descritos en la literatura médica incluyen dolor abdominal, vómitos, diarrea, náuseas, deshidratación, hemólisis intravascular y metahemoglobinemia –un trastorno que impide al organismo transportar oxígeno–. “Las pseudoterapias no solo dañan físicamente, también afectan a nivel psicológico, social y económico. Lo más grave es que retrasan tratamientos eficaces en enfermedades urgentes como el cáncer”, advierte Nafría.

 

Pedro Belinchón de Miguel, director del Máster Oficial en Enfermería Oncológica de la Universidad Europea de Madrid, recuerda que ya en 2021 se documentó el primer caso clínico de proctocolitis aguda asociada al consumo de MMS. “En el mejor de los casos, no ofrece beneficios; en el peor, retrasa terapias probadas y necesarias. Por eso, la responsabilidad sanitaria exige educar e informar a los pacientes sobre los peligros de estas prácticas”, afirma.

 

La lucha contra la desinformación

La proliferación de bulos en redes sociales y canales poco fiables ha favorecido la expansión de estas terapias falsas, que prometen soluciones instantáneas pero esconden graves riesgos. Ante ello, las enfermeras reivindican su papel como profesionales de confianza para la ciudadanía.

 

“Educar, informar y proteger a los ciudadanos es también desmontar pseudoterapias. Explicar la ciencia que hay detrás de cada cuidado ayuda a que los pacientes tomen decisiones basadas en conocimiento y no en falsas promesas”, señala Florentino Pérez Raya, presidente del CGE.

 

Y concluye: “Las pseudoterapias nunca son una opción segura. La ciencia sí lo es. Desde la Unidad de Cultura Científica del CGE seguiremos trabajando para ofrecer información útil que evite que la población recurra a tratamientos peligrosos para su salud”.

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