ERIMSA, la empresa que planea la mina de cuarzo en el Nordeste de Segovia, emite un comunicado en el que asegura que garantiza el máximo respeto al aprovechamiento agrícola y ganadero de la zona

La empresa asegura que desarrolla su actividad desde hace más de treinta años en Salamanca en perfecta convivencia con vecinos, propietarios de terrenos e instituciones

La compañía asegura que su sistema de cribado de terreno para la extracción de cuarzo es diferente al de la minería tradicional, resultando inofensivo tanto para el entorno, como para los vecinos y los trabajadores.

Erimsa se compromete a mantener el modelo de desarrollo sostenible que han tejido los vecinos, asociaciones e instituciones del nordeste segoviano, basado en la agricultura, la ganadería y el turismo rural. La empresa asegura que su método de trabajo de extracción de cuarzo es completamente diferente a la minería tradicional y no alterará el modo de vida ni la riqueza natural de los municipios en los que tiene previsto llevar a cabo su actividad.

 

Desde la compañía se explica que el sistema de cribado de terreno es similar al descantado que, históricamente, se ha realizado en las tierras agrícolas de Castilla y León para facilitar las labores del campo, por lo que la fertilidad de las fincas está asegurada. Es además, un modelo inofensivo para la preservación del entorno, la seguridad y salud de los vecinos y de los trabajadores. Siempre se mantiene la distancia exigida por la normativa a los núcleos de población, cauces de los ríos bienes del patrimonio cultural, histórico y arquitectónico, respetando también las infraestructuras públicas y las explotaciones agrícolas y ganaderas.

 

Cuarzo en la capa superficial de la tierra

Erimsa únicamente aprovecha el cuarzo de la capa superficial de los terrenos con un tamaño superior a 40 mm. El resto del material, en torno a un 92%, se deposita inmediatamente en el mismo lugar, por lo que se conserva la topografía original de los terrenos, sin que haya rebaja sustancial en el nivel. Esto es posible por el método que se aplica: después de separar la capa externa de la tierra y apilarla permitiendo su oxigenación, dos máquinas trabajan en el hueco, de un metro y medio de profundidad como máximo; una extrae el material y la otra lo criba, dejando in situ el que no cumple el tamaño exigido por la compañía.

 

Para minimizar al máximo la huella medioambiental, simultáneamente se lleva a cabo la restauración,  extendiendo la capa productiva separada al inicio del proceso, además del allanado y el subsolado. La productividad y rentabilidad de los terrenos está garantizada para sus propietarios, que pueden retomar su uso habitual en un breve espacio de tiempo.

 

Áreas de trabajo de poca extensión

La empresa recuerda que el área en el que trabaja de forma simultánea es inferior a dos hectáreas y lo hace de modo escalonado. “Es un protocolo que tenemos así establecido para evitar un mayor impacto paisajísitico. Solo cribamos de dos en dos hecáteras”, sostienen. Las campañas se llevan a cabo siempre en condiciones meteorológicas favorables.

 

Exclusivamente en régimen de alquiler

Erimsa trabaja en régimen de alquiler de los terrenos, pactando las condiciones económicas previamente con los propietarios. El cumplimiento de este compromiso le ha permitido seguir con su actividad desde hace 40 años en Galicia y más de 30 en Castilla y León. Desde la compañía resaltan que esta es la mayor garantía de que su labor se desarrolla en un clima de entendimiento y de perfecta convivencia y armonía con el entorno.

 

Desde la empresa confirman que el sistema de explotación proyectado en Segovia es idéntico al que llevan a cabo en una zona de alto nivel agrícola como es la comarca de Peñaranda, en la cercana provincia de Salamanca. En las últimas tres décadas, han trabajado en régimen de alquiler más de 800 hectáreas firmando más de 138 contratos con 104 propietarios de terrenos diferentes. La inmensa mayoría han vuelto a arrendar sus fincas, siempre alcanzando acuerdos y sin que, en ningún caso, la compañía haya tenido que recurrir al derecho de expropiación, amparado por ley.

 

Materia prima crítica

Del cuarzo metalúrgico se obtiene el silicio, una materia prima crítica para la transición ecológica y la digitalización, que se emplea en la producción de energía solar y eólica, para baterías, ordenadores y teléfonos móviles, entre otros. Para lograr el silicio es necesario someter a este material a un proceso a altas temperaturas que se lleva a cabo en instalaciones especializadas para su transformación, donde se completa el ciclo. En los municipios de Segovia, Erimsa únicamente tiene previsto la obtención del cuarzo, una labor que es totalmente segura desde un punto de vista medioambiental, y de seguridad y salud para trabajadores y población en general.

 

Erimsa recuerda que en sus proyectos en España solo extrae el cuarzo y no lo manipula, únicamente somete a este material a un proceso de lavado y clasificado en las instalaciones adecuadas para ello. Pese a esta circunstancia y siguiendo su exigente protocolo de seguridad y salud cero accidentes, cada cuatro meses realiza controles de polvo de sílice en los diferentes puestos de trabajo y en circunstancias climáticas aleatorias. En ningún caso, se ha alcanzado el límite máximo permitido por ley (0,05 mg/m3) de polvo de sílice en suspensión.

 

Estricta regulación

Además del compromiso adquirido por Erimsa para llevar a cabo su labor de forma respetuosa con los vecinos, el medioambiente y las actividades socioeconómicas tradicionales, desde la compañía se inisiste en que la actividad minera está sometida a una estricta regulación y supervisión por parte de diferentes organismo y leyes, por lo que no caben prácticas perjudiciales.

 

Certificaciones y premios europeos de Medio Ambiente

Erimsa ha obtenido el premio europeo a la excelencia en la categoría buenas prácticas medioambientales por parte de la UEPG en los años 2016 y 2019 como reconocimiento a su compromiso con la preservación del entorno en el desarrollo de sus diferentes proyectos.

 

Asimismo, cuenta con todas las certificaciones de control como la ISO 14001. Una norma internacional que permite a las empresas demostrar el compromiso asumido con la protección del medioambiente a través de la eficaz gestión de los riesgos medioambientales asociados a su actividad.

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